Después de un verano ardiente en las canchas europeas y
norteamericanas, se viene la cereza del pastel con el US Open de tenis en el
distrito neoyorquino de Queens. Con el
fervor y ambiente especiales que se viven en una de las capitales del mundo,
siempre resulta impactante la cantidad de aficionados que se juntan a
presenciar el último major del año en la gran manzana.
Este año sin
duda, nos tocará presenciar un torneo con más candidatos de lo normal, ya que
la gran paridad combinada con algo de inconsistencia, han sido factores
característicos de este último mes. Esto lo comento porque a partir del triunfo
de Djokovic en Wimbledon nadie ha podido repetir como campeón en alguno de los
torneos posteriores, todos han sido distintos.
Si bien el
serbio, número uno del mundo, ha jugado las finales de los Masters 1000 de
Montreal y Cincinnati las pasadas semanas, en ninguna pudo coronarse por los
buenos rivales que tuvo en Murray y Federer respectivamente. Estos dos últimos
han protagonizado una lucha encarnecida por el segundo puesto de la
clasificación, que al final se ha quedado en manos del suizo.
Por su
parte, Rafa Nadal sigue buscando la forma de revertir su crisis tenística, y
aunque él siente que va mejorando, me parece que aún le falta mucho para
recobrar esos ángulos profundos que tanto éxito le dieron al combinarlos con su
explosividad. El mallorquín no ha tomado la ansiada forma ni la confianza que
son esenciales en su estilo de juego, y cada torneo que pasa siembra más dudas
de si algún día regresará.
Hablando del
segundo batallón (que por cierto cada año se acerca más al primero), tenemos al
que para mí ya es parte de la élite y le ha quitado el puesto a Nadal, el suizo
Stanislas Wawrinka. Sabemos que ya tiene un mejor control de sus emociones y
que en una buena semana es capaz de echar a cualquiera y quedarse con el
torneo, como ya ocurrió en Australia 2014 y Roland Garros 2015. Es
impresionante verlo en acción cuando está a tope por la fuerza, profundidad y técnica que tienen sus tiros.
Los otros dos que también tienen
opciones son los finalistas del año pasado ni más ni menos, el japonés
Nishikori y el todavía campeón Marin Cilic. No han podido mantener el nivel
ascendente que mostraron el año pasado, pero se sabe que en éste y cualquier
deporte, una buena racha en las semanas adecuadas te puede llevar al título.
Si tuviera que pronosticar la final
diría que se repetirá la de Wimbledon, y veremos al número 1 vs el número 2 en
una final larga que termina ganando de nuevo Nole con gran sufrimiento.
¿Ustedes qué opinan?
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